sábado, 6 de agosto de 2016

M. C. ESCHER



Maurits Cornelis Escher (1898-1972)
 Más conocido por sus iniciales como M.C. Escher, es uno de los más grandes artistas gráficos del siglo XX.
Sus más populares obras, figuras imposibles, fondos reticulados con diversos patrones y mundos imaginarios han sido reproducidas hasta la saciedad en portadas de libros, revistas, campañas publicitarias y en todo tipo de formatos. Escher es, en cierto modo, uno de los artistas más referenciados en la «cultura popular» del siglo XX.
Tal vez el carácter matemático de sus obras ha hecho también que sea uno de los artistas más populares en los entornos científicos, especialmente matemáticos e informáticos. Curiosamente, sus conocimientos matemáticos siempre fueron muy limitados. Muchas de las conclusiones gráficas y matemáticas a las que llegó, que le permitirían realizar algunos de sus trabajos, tuvo que descubrirlas por sí mismo.
Como artista, M.C. Escher resulta difícil de clasificar. Se han hecho múltiples interpretaciones de sus obras, pero la realidad es que Escher no tenía grandes prentensiones ni mensajes que transmitir, sino que básicamente plasmaba lo que le gustaba. No basa su trabajo en los sentimientos, como otros artistas, sino simplemente en situaciones, soluciones a problemas, juegos visuales y guiños al espectador. Visiones, en ocasiones, que le sobrevenían por las noches, que pasaban por su imaginación y que creía merecedoras de ser plasmadas en sus cuadros.
Él mismo reconocería que no le interesaba mucho la realidad, ni la humanidad en general, las personas o la psicología, sino sólo las cosas que pasaban por su cabeza. En ciertro modo era alguien introvertido, dicen incluso que de trato difícil, que prefería crear su propio universo.
El análisis de sus obras, tal y como definió Bruno Ernst, uno de sus biógrafos, permite clasificarlas básicamente en tres temas y diversas categorías:
  • La estructura del espacio - incluyendo paisajes, compenetración de mundo y cuerpos matemáticos.
  • La estructura de la superficie - Metamorfosis, ciclos y aproximaciones al infinito.
  • La proyección del espacio tridimensional en el plano - Representación pictórica tradicional, perspectiva y figuras imposibles.
Las obras más conocidas de Escher son probablemente las figuras imposibles, seguidas de los ciclos, metamorfosis y, directa o indirectamente, sus diversos trabajos sobre la estructura de la superficie y la partición regular del plano (patrones que rellenan el plano).

Así es la obra de este inclasificable imaginauta holandés: extraña, personalísima, inmediatamente reconocible hasta el punto en el que solo lo son unos pocos artistas, como El BoscoPicasso o Dalí. Pero también accesible, pop, fascinante sin exigencias de profundos conocimientos de arte o diseño. Los acertijos visuales de Escher encierran su propia respuesta y esta se encuentra bien a la vista, y por eso es tan satisfactorio contemplar su obra. Al espectador de sus grabados le inunda una tranquila paz cuando se enfrenta a sus inquietantes parajes y universos retorcidos. La razón: que enuncia el enigma al mismo tiempo que susurra la solución.
M.C. Escher nunca llevó una vida pública demasiado llamativa, a diferencia de otros muchos artistas de vanguardia, como los surrealistas, con cuya obra tan a menudo se le ha relacionado. 
Ese esfuerzo, sin embargo, fue inútil. La influencia de sus dibujos es inabarcable y está presente en medios que Escher no llegó a conocer en primera persona. Por ejemplo, los videojuegos, donde títulos tan curiosos y distintos entre sí como Echochrome oMonument Valley han bebido de sus diseños. Por supuesto, también hay películas como Inception, Tron o Dentro del Laberinto(por citar algunas) que serían muy distintas sin su trabajo.

Three Spheres II (Tres esferas II), 1946


Waterfall (Cascada), 1961

Still Life With Spherical Mirror (Naturaleza muerta con espejo esférico), 1934


Bond of Union (Banda sin fin), 1956



Drawing Hands, 1948


Hand with a Reflecting Sphere (Mano con esfera reflejante), 1935


Eye (Ojo), 1946




Más información: 


domingo, 24 de julio de 2016

William Utermohlen

El pintor con alzheimer que retrató su propio olvido

William Utermohlen pintó autorretratos hasta que la enfermedad difuminó por completo su rostro.
En 1995, a William Utermohlen, artista norteamericano afincado en el Reino Unido, le diagnosticaron alzheimer. “A partir de ese momento, trató de entenderlo pintándose a sí mismo”





“En estas imágenes vemos con intensidad desgarradora los esfuerzos de William en explicar su ser alterado, sus temores y su tristeza"

 "El cerebro es la retina del alma..."













En el mundo de la creación es común que el sufrimiento sea origen de las mejores obras de un autor. Como también ha ocurrido a muchos artistas a lo largo de la historia, la desaparición de Utermohlen supuso la caída del velo del público hacia su obra, la confirmación de su éxito. Su mayor legado fue, precisamente, el que refleja su desaparición como individuo: la serie de autorretratos que hizo desde el diagnóstico hasta su fallecimiento ha sido objeto de análisis por parte de médicos, psiquiatras y de aplausos del público.  
El alzheimer afecta particularmente el lóbulo parietal derecho, que es importante para visualizar algo internamente y luego ponerlo en un lienzo. De modo que en sus retratos, la cara de Utermohlen es un mapa del recorrido que la demencia, como enfermedad invisible, trazó en su cerebro. Y sus retratos son fotografías de carné que muestran la batalla de un hombre por aferrarse a sí mismo, a su memoria.
Los retratos del pintor estadounidense recorren periódicamente las paredes de salas y museos del mundo, y se exhiben de forma permanente en la Academia de Medicina de Nueva York. El mundo aún se sobrecoge al comprender que el cerebro es la retina del alma, y que los ojos, por sí mismos, son esferas vacías y los representantes de la ceguera.
William Utermohlen dejo de pintar en 2000 y murió siete años más tarde por complicaciones derivadas de su enfermedad.